Hoy, que recogés tu vestido, igual que un guerrero desenfunda su espada,
y que lavás tu descolorido rostro con el rojo de la sangre, si el filo te hiere,
volvés a ser la diosa que pervive en tus entrañas desde los inicios de vos misma.
y que lavás tu descolorido rostro con el rojo de la sangre, si el filo te hiere,
volvés a ser la diosa que pervive en tus entrañas desde los inicios de vos misma.
2 comentarios:
Muy sensual, las sugerencias de las poesias y de las imagenes.
la culpa de ser ejecutante y revolucionaria y el echo de ser conciente sobre los poderes que la vida le otorga a uno y que se neutralizan en las entrañas, son los que convierten en diosa a aquella mujer peligrosa por su conciencia.
Publicar un comentario